de Hechos nos transportan al lugar donde iba a fundarse una comunidad así. Muy claramente, desde el final del capítulo 2 se ve que, para Lucas, el cristiano no es un individualista que disfruta de una relación privada con Dios, sino un miembro de una nueva sociedad, irrenunciablemente unido a todos los otros cristianos con una solidaridad mutua de una clase muy especial. Unas veces los llaman «Cuerpo de Cristo», otras «comunión del Espíritu Santo». Lo más habitual es que se refieran simplemente a
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